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Turismo sostenible en Colombia: Así evoluciona el sector hotelero en San Agustín

Misteriosas esculturas de piedra, colinas verdes y hospitalidad genuina: San Agustín, en el sur de Colombia, es un destino lleno de magia. Durante mucho tiempo fue un secreto bien guardado, lejos de las rutas turísticas convencionales. Hoy en día, atrae cada vez más a viajeros conscientes que desean experimentar la naturaleza y la cultura en armonía. Pero ¿cómo ha evolucionado el sector hotelero en San Agustín y qué papel juega la sostenibilidad? Este artículo te lleva al sur verde de Colombia, donde un rico legado cultural se encuentra con un ecoturismo innovador.


San Agustín: donde historia, naturaleza y nueva vida se entrelazan


San Agustín, una pequeña ciudad del departamento del Huila, alberga la mayor colección de esculturas megalíticas de Sudamérica. Cientos de figuras de piedra enigmáticas custodian tumbas y sitios sagrados – un Patrimonio Mundial de la UNESCO que deja maravillados a los amantes de la historia. Alrededor de la ciudad se extiende un paisaje natural impresionante: colinas cubiertas de niebla, los nacimientos del río Magdalena, y cascadas cercanas como el Salto de Bordones convierten la región en un paraíso para los amantes de la naturaleza. Caminar entre cafetales y platanales permite sentir esa energía especial donde la historia y la naturaleza conviven en simbiosis.


Pero San Agustín no es solo pasado arqueológico. Es un pueblo vivo, donde el tiempo parece detenerse. Los habitantes –los "Agustinianos"– reciben a los visitantes con los brazos abiertos. En el mercado local abundan las frutas tropicales, los niños juegan en calles adoquinadas, y por las tardes la música andina llena el aire fresco de la montaña. Esta atmósfera auténtica se debe en gran parte al desarrollo turístico paulatino: no hay grandes complejos hoteleros ni buses abarrotados – San Agustín ha sabido conservar su esencia.


De joya escondida a destino sostenible

En los últimos años, el turismo en Colombia ha crecido notablemente – y San Agustín no ha sido la excepción. El turismo interno está en auge: en 2023, unos 2,9 millones de colombianos viajaron por el país, un aumento del 2 % respecto al año anterior. Muchos descubrieron los tesoros del Huila. Curiosamente, los viajeros alemanes están entre los principales mercados internacionales para la región, atraídos por la mezcla única de historia, naturaleza y autenticidad de San Agustín.

Aun así, el crecimiento turístico en San Agustín ha sido moderado. Su ubicación remota y las carreteras sinuosas dificultan el acceso (aunque un aeropuerto cercano ayuda), y la escasa promoción y la infraestructura limitada han mantenido las cifras de visitantes relativamente bajas. Mientras que en 2018 el parque arqueológico recibió 108.000 visitantes (19.000 extranjeros), en 2021 la cifra cayó a 53.000 debido a la pandemia. En 2022 se recuperó hasta 87.700, pero solo unos 6.300 eran internacionales. San Agustín depende principalmente del turismo nacional, que se ha recuperado más rápidamente.


Este ritmo lento tiene sus ventajas: no hay rastro de turismo excesivo. Mientras destinos como Cartagena enfrentan problemas ambientales por la sobrecarga de turistas, San Agustín ofrece espacio para encuentros genuinos. Aquí se apuesta por la calidad y la sostenibilidad. Programas nacionales apoyan el turismo responsable con el medio ambiente y buscan preservar la integridad ecológica y cultural. En noviembre de 2024, San Agustín fue sede del II Encuentro Nacional de Turismo Cultural y Arqueológico de Colombia, donde expertos elogiaron la belleza natural y los esfuerzos sostenibles de la región. Un hito que consolidó a San Agustín como un destino emergente de turismo sostenible.


La hospitalidad en San Agustín: pequeña, local y cada vez más verde

Los hoteles y alojamientos en San Agustín son tan especiales como el propio destino. Aquí no hay cadenas hoteleras, sino hospedajes familiares llenos de encanto. En 2023 se registraron oficialmente 98 establecimientos, desde pequeños hoteles y casas de huéspedes acogedoras hasta fincas rurales, zonas de camping y ofertas de glamping. Con unas 3.100 camas disponibles, el alojamiento sigue siendo íntimo. Alrededor del 30 % de los establecimientos son gestionados por una o dos personas; otro 43 % cuenta con equipos de tres a cinco empleados. Sin duda, el sector hotelero se mantiene cercano y personal.


Este enfoque a pequeña escala favorece conexiones humanas y es terreno fértil para iniciativas sostenibles. Muchos hospedajes compran alimentos a agricultores locales, separan residuos e invierten en tecnologías ecológicas. Algunos han instalado calentadores solares de agua, otros manejan programas de reciclaje o cultivan sus propios productos orgánicos. Las habitaciones suelen construirse con materiales naturales como bambú, barro o maderas locales, integrándose con armonía al entorno. Los huéspedes pueden disfrutar de duchas solares al aire libre o desayunar con mermeladas caseras y café recién hecho. Son estos detalles los que hacen especial a San Agustín.


La sostenibilidad también es social. Casi todo el personal es de la región, muchas veces del mismo municipio, y está contratado conforme a normas laborales justas. Muchos anfitriones se ven a sí mismos como embajadores culturales, no solo como hoteleros. Algunos huéspedes han sido invitados a celebraciones familiares o han recibido una introducción personalizada al mundo del café colombiano. Varios alojamientos ofrecen pasantías y programas de voluntariado – perfectos para quienes buscan una experiencia más profunda y significativa.


Por supuesto, también hay desafíos. Muchos hoteleros locales aún no han implementado certificaciones formales de sostenibilidad o sistemas de gestión, por falta de recursos o capacitación. Menos de la mitad utiliza herramientas de administración financiera o estándares de calidad. Pero el cambio está en marcha: con apoyo gubernamental e internacional, se están ofreciendo programas de formación que fortalecen el conocimiento y la conciencia ambiental. Estos esfuerzos están preparando al sector hotelero de San Agustín para un futuro más sostenible.


Finca El Maco y Club Maco: ejemplo de hospitalidad sostenible


Un brillante ejemplo de sostenibilidad en acción es la Finca Ecológica El Maco, un ecoalojamiento en una colina a las afueras del centro. Este lugar especial combina alojamiento, agricultura orgánica y cultura de manera natural y visionaria. Ya sea en cabañas rústicas o en casas maloka diseñadas creativamente, los huéspedes están rodeados de naturaleza y confort. La mayor parte de los alimentos se cultivan en la misma finca o provienen de fincas vecinas. El 95 % de los ingredientes proviene de la zona.


El Maco ha implementado un sistema robusto de reciclaje, reduce los residuos y utiliza energía solar para calentar el agua. Los productos de limpieza son biodegradables y se hace todo lo posible por minimizar el impacto ambiental. La finca genera empleos locales valiosos, respeta los derechos laborales y ofrece formación y pasantías a jóvenes. Muchos ex pasantes han iniciado sus propios proyectos sostenibles en la región – un verdadero efecto multiplicador.



Una de las iniciativas más inspiradoras de El Maco es el Centro Cultural Club Maco. Creado por los fundadores de la finca, este espacio une a locales y viajeros con música en vivo, exposiciones de arte, cine y talleres. Es bar, sala de conciertos y centro comunitario a la vez – un punto de encuentro vibrante que promueve el intercambio cultural y apoya el talento local. Ya sea bailando salsa bajo las estrellas o improvisando junto a una fogata, el Club Maco crea momentos inolvidables. Demuestra que la hospitalidad sostenible va más allá de lo ecológico: también significa invertir en comunidad y creatividad.


Inspiración para viajeros conscientes

San Agustín sigue siendo un poco fuera del camino común, y eso es precisamente lo que lo hace especial. Este destino tiene la oportunidad única de crecer sin perder su esencia. Los visitantes sienten rápidamente la mezcla de encanto sencillo e intención consciente. Duermen en alojamientos gestionados con amor, disfrutan de comida local y quizás terminen el día compartiendo un trago con sus anfitriones bajo las estrellas andinas. Cada peso gastado aquí fortalece la economía local y ayuda a conservar este tesoro.


Para quienes quieren descubrir una Colombia auténtica, sostenible y llena de alma, San Agustín es una joya por explorar. Ya sea admirando esculturas milenarias, caminando por senderos ecológicos o bailando en el Club Maco, este lugar deja huella. Recuerda que viajar puede ser significativo, bello y beneficioso al mismo tiempo. San Agustín te espera: listo para encantarte y ser cuidado con amor.

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