Cómo celebra Colombia la Pascua? Una mirada a la Semana Santa.
- Michael Gold
- hace 2 días
- 8 Min. de lectura
La Pascua se celebra en Colombia con gran devoción. La Semana Santa es una de las semanas festivas más importantes del año. Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, la vida pública se desacelera en muchos lugares, dando paso a tradiciones religiosas y reflexión espiritual. Desde la época colonial, la fe católica ha dado forma a estos días, pero con el paso de los siglos han surgido expresiones regionales distintivas. Los ritos tradicionales de la Semana Santa se han fusionado con costumbres culturales locales: desde procesiones iluminadas por velas hasta vívidos dramas de la Pasión. Para los colombianos, la Semana Santa no solo representa devoción religiosa, sino también un patrimonio cultural compartido que se transmite de generación en generación.
Semana Santa en Colombia – Fe, cultura y emoción
Durante la Semana Santa, muchos pueblos y ciudades se transforman en escenarios de devoción. Las iglesias se decoran en todo el país, y se celebran misas diarias, devociones y procesiones solemnes. Un elemento central son las procesiones: desfiles en los que los creyentes cargan grandes plataformas de madera llamadas pasos sobre sus hombros por las calles. Estos pasos representan escenas talladas de la Pasión de Cristo, a menudo con estatuas centenarias adornadas con flores, velas y ornamentos. Acompañadas por bandas, coros y nazarenos (penitentes con túnicas largas y capirotes), estas procesiones crean una atmósfera profundamente conmovedora, especialmente de noche, cuando la luz de las velas y el incienso llenan el aire.
Además de las procesiones, existen otros rituales profundamente arraigados en todo el país. El Domingo de Ramos se bendicen ramas de palma en las iglesias, que los fieles llevan a casa para pedir protección y bendiciones. El Jueves Santo se conmemora la Última Cena: en muchas iglesias, los sacerdotes lavan simbólicamente los pies de los fieles, y es tradición visitar siete iglesias diferentes para orar y reflexionar sobre el sufrimiento de Cristo. El Viernes Santo es un día de duelo: los creyentes participan en procesiones silenciosas con cruces e imágenes sagradas. Muchos colombianos se abstienen de comer carne y en su lugar consumen pescado como acto de penitencia.
Después de la solemne Vigilia Pascual del Sábado Santo, con ceremonias a la luz de las velas y repique de campanas, la semana culmina en el Domingo de Resurrección, cuando se celebra con alegría el renacer de Cristo.
A pesar de su núcleo religioso, la Semana Santa también es un evento cultural vibrante. En algunas regiones se han desarrollado costumbres únicas. En el norte de Colombia, se ofrecen dulces tradicionales de coco, arroz o papaya que solo se encuentran durante esta época. Un plato típico de Cuaresma es el Potaje de la Vigilia, un guiso de bacalao, garbanzos y verduras, tradicionalmente servido el Viernes Santo. En zonas rurales del Caribe se encuentran incluso platos inusuales como carne de iguana o tortuga – una herencia de la época colonial, cuando se buscaban sustitutos "sin carne". Estas particularidades reflejan la diversidad de las tradiciones pascuales colombianas. A continuación, exploramos algunos de los destinos más emblemáticos de la Semana Santa en el país.

Popayán – Procesiones de Pascua reconocidas por la UNESCO
La ciudad colonial blanca de Popayán, en el suroeste de Colombia, es reconocida internacionalmente por sus magníficas procesiones de Semana Santa. Desde el siglo XVI, los fieles recorren sus calles empedradas durante la semana para representar la Pasión de Cristo. La Semana Santa de Popayán es una de las celebraciones religiosas más antiguas de América y fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2009. Desde el martes por la noche hasta el Sábado Santo, las procesiones nocturnas representan diferentes etapas de la historia de la Pasión: desde la Virgen María hasta la crucifixión y la resurrección.
A la luz de miles de velas, enormes pasos con esculturas barrocas de los siglos XVII y XVIII son llevados por el centro histórico. Los cargueros levantan estas pesadas imágenes con solemne disciplina, acompañados por cantos sacros, tambores e incienso.
Durante esta semana, toda la ciudad se llena de solemnidad y recogimiento. Residentes y visitantes observan en silencio, muchos con atuendos tradicionales y velas encendidas. El punto culminante es la procesión del Viernes Santo, que representa la crucifixión y atrae a miles de peregrinos de Colombia y del mundo.
Junto con las procesiones, Popayán alberga el prestigioso Festival de Música Religiosa desde 1964 – uno de los más antiguos de su tipo en América Latina. En iglesias coloniales y teatros se interpretan corales, obras sacras y piezas clásicas, por artistas nacionales e internacionales de renombre. Para los habitantes de Popayán, la Semana Santa es más que un evento: es parte de su identidad. La preparación para la siguiente edición suele comenzar justo después del Domingo de Pascua. Este compromiso colectivo conserva un patrimonio vivo profundamente arraigado en la memoria colectiva de la ciudad.

Mompox – Magia sagrada a orillas del Magdalena
Al norte, a orillas del río Magdalena, se encuentra el apacible pueblo colonial de Santa Cruz de Mompox. A pesar de su ubicación remota, ha ganado fama como el segundo gran centro de celebraciones de Semana Santa en Colombia. La Semana Santa de Mompox combina devoción católica con un marcado carácter local y es única en muchos aspectos. Las procesiones comienzan desde semanas antes, los viernes. Durante la semana principal, las procesiones recorren las siete iglesias coloniales de la ciudad, convirtiendo el recorrido en una peregrinación por la historia.
Una característica distintiva de estas procesiones es su ritmo: los participantes caminan "dos pasos adelante, uno atrás", generando un movimiento solemne y balanceado. Este paso ritual, iluminado por velas en la noche tropical, crea una atmósfera mística. Muchos se visten con sus mejores galas – una tradición que se remonta al siglo XVI, cuando las familias adineradas donaban joyas a la iglesia como acto de penitencia. Hoy, ese gesto continúa mediante adornos simbólicos y fe personal.
Un rito especialmente conmovedor es la Serenata a los Difuntos, el miércoles por la noche, cuando la comunidad se reúne en el cementerio iluminado con velas para cantar a sus muertos. En la madrugada del Jueves Santo, tiene lugar la famosa Procesión de los Nazarenos: penitentes vestidos de púrpura y capirotes caminan en silencio por las calles iluminadas por velas – uno de los momentos más espirituales de la semana.
Con apenas 25.000 habitantes, Mompox multiplica su población durante la Pascua con visitantes de ciudades como Bogotá y Medellín. Sus plazas soleadas e iglesias antiguas ofrecen el escenario perfecto para los actos. El aire se llena de música, cánticos devocionales y el aroma de flores traídas desde Bogotá para decorar los pasos. A pesar del bullicio, Mompox conserva un encanto reverente y casi mágico. Para muchos colombianos, después de Popayán, es la experiencia más intensa de Semana Santa.
Pamplona – Una semana de oración en los Andes
En las montañas verdes del oriente colombiano, el pueblo histórico de Pamplona resplandece durante la Semana Santa. Es considerado uno de los festejos más auténticos y tradicionales del país. Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, la ciudad observa numerosos rituales profundamente enraizados en la cultura regional. Varias procesiones solemnes atraviesan diariamente sus calles coloniales en un ambiente de recogimiento. Los lugareños viven la semana con profundo recogimiento – introspección y contemplación espiritual.
Pamplona es especialmente conocida por su dimensión musical. Desde hace más de dos décadas organiza el Festival Internacional Coral de Música Sacra. En iglesias como el Santuario del Señor del Humilladero o la Catedral Santa Clara, coros interpretan armonías sacras que enriquecen la experiencia. El eco de la música sacra en los muros de adobe crea una conexión espiritual poderosa.
Pamplona también invita a descubrir su herencia religiosa. Un museo de arte sacro en una casa colonial exhibe piezas religiosas, mientras artesanos venden rosarios, imágenes talladas, tejidos y velas. También se preparan dulces tradicionales elaborados por monjas y panaderos locales. Platos regionales como mute santandereano, crujientes empanadas de iglesia o carne oreada se sirven durante la Semana Santa. La fusión de fe, tradición y hospitalidad hace de Pamplona una joya escondida para viajeros que buscan una experiencia pascual sincera, lejos del bullicio.

Tunja – Siglos de devoción y fe viva
En la ciudad andina de Tunja, capital de Boyacá, la Pascua se celebra desde hace más de 480 años. Entre las celebraciones más solemnes y majestuosas de Colombia, la Semana Santa de Tunja rivaliza con las de Popayán y Mompox. Desde el siglo XVI, cofradías laicas organizan cuidadosamente los eventos. En el centro está la Sociedad de Nazarenos de Tunja, con más de 300 miembros vestidos con túnicas penitenciales.
Los actos comienzan el viernes anterior al Domingo de Ramos, con una procesión en honor a la Virgen de los Dolores. Luego, cada día hay misas y procesiones. Destaca la del Domingo de Ramos, liderada por el arzobispo desde la Iglesia de Las Nieves hasta la catedral. Lo que distingue a Tunja es el tono disciplinado y reverente de sus ceremonias – más sobrias, pero profundamente conmovedoras.
Tunja también se caracteriza por su enfoque didáctico. El Jueves y Viernes Santo, varias iglesias presentan un Museo de Semana Santa, donde se explican las vestimentas, símbolos y significados de los ritos. Los miembros de la cofradía guían a los visitantes, transmitiendo la tradición no solo con actos, sino con conocimiento.
La participación local es fuerte: muchas familias llevan generaciones vinculadas, con niños que decoran pasos o desfilan en procesiones infantiles. Como dice un organizador: “Mientras otros planean vacaciones, nosotros preparamos cada detalle con un año de antelación – nuestra fe lo exige”. Cargar las imágenes pesadas es un acto de amor. Al finalizar, el aplauso y los susurros agradecidos reafirman que todo esfuerzo valió la pena. La Semana Santa en Tunja es historia viva y espiritualidad sentida.

Bogotá – Peregrinación en la capital
En la bulliciosa Bogotá, la Semana Santa puede parecer más tranquila – muchos residentes viajan, y las calles se vacían. Pero la Pascua aquí también guarda tradiciones profundas, en especial la peregrinación al cerro de Monserrate. A 3.152 metros de altura se encuentra el santuario del Santo Señor Caído, venerado desde el siglo XVII. Cada día de Semana Santa, miles suben a pie – algunos descalzos o de rodillas – como acto de gratitud o penitencia. Solo el Jueves Santo de 2023, más de 33.000 personas hicieron el ascenso.
Aunque algunos usan el teleférico, la mayoría prefiere los 3,2 km a pie. En la cima, oran y contemplan la vista de la ciudad en silencio. En barrios históricos como La Candelaria y Santa Fe, iglesias coloniales invitan a cumplir el tradicional recorrido de las siete iglesias – visitar siete templos el Jueves o Viernes Santo.
Aunque las grandes procesiones se dan más en ciudades pequeñas, Bogotá celebra con misas solemnes y representaciones modestas. Algunos barrios montan Vía Crucis al aire libre o dramas de la pasión. Una antigua costumbre es el Sermón de las Siete Palabras el Viernes Santo al mediodía en la catedral.
La Semana Santa en Bogotá puede parecer más dispersa, pero en los rincones iluminados, ante altares resplandecientes o en el sendero al Monserrate, la profundidad espiritual de esta semana sagrada también se siente.
Conclusión: Vivir la Pascua en Colombia
La Semana Santa en Colombia es tan diversa como el país mismo. Ya sea presenciando las famosas procesiones de Popayán, escuchando coros sagrados en Pamplona o viendo amanecer desde Monserrate, los viajeros descubrirán una mezcla de fe, cultura y calidez humana. Para quienes buscan una experiencia auténtica de las tradiciones colombianas, la Pascua es el momento ideal para visitar. La pasión del pueblo, la riqueza de los ritos y el espíritu de esperanza hacen de esta celebración algo verdaderamente inolvidable.
¡Feliz Pascua!
Comments